
Indio viejo, lleno de cicatrices, sobreviviente de mil batallas....yo.
Intercambiando opiniones con mi Amigo Yor, a propósito de un mensaje recibido por mí, de parte de un fanático apologético, él me decía:
- "¡Pobre pibe, si cree que lo sabe todo, ya no tiene lugar para aprender más nada!".
Y tenía razón.
Indio viejo, lleno de cicatrices, sobreviviente de mil batallas....yo, apenas en estos días he descubierto algo nuevo en mí.
Lo descubrí, con esfuerzo, de alguien nuevo en mi vida, aunque creo que viejo en mi Existencia.
- "¡Bueno, Jorge!, ¿qué es eso que dices que has descubierto?", imagino me estará preguntando mi Amiga Lore, mientras que Lily nos observaría en silencio y muy atenta a todos los detalles.
- Descubrí que no todo es la lógica y la reflexión.
Descubrí que también es necesario "sentir".
Sentir desde la emoción, desde la mismísima fuente, sin el tamiz del positivismo.
Percibo que la querida Julia descorre el cortinaje de su "ventana indiscreta", y me observa con cierta sorpresa....
Sí, lo sé, quizás para todos ustedes ese hecho está escrito en la solapa del libro.
No fue mi caso, obviamente que no.
Pero como de disímiles experiencias se compone la Humanidad, esta fue la que me tocó en suerte.
Seguramente varios de ustedes, no importa por qué vía, anduvieron los mismos rumbos.
Mi ruta pasó por la necesidad de la tempranísima maduración.
No era viable moverme con la mentalidad de un niño cuya edad cronológica era siete años.
Mi edad neurológica debió acompasar los movimientos emocionales y caracteriológicos de las personas mayores que me rodeaban, y si quería sobrevivir en ese mundo de adultos "especiales", así los califico pues enfrentaban a un chico, con toda la frustración y etcéteras de sus vidas, debía anticiparme no sólo a sus acciones, sino a sus pensamientos.
Como ya lo comenté en otra parte de este Blog, mi profesora de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes, entonces Escuela Nacional de Bellas Artes, la Profesora Celina Rolleri, un día nos dijo:
- "Muchachos, ninguna experiencia en la vida, es negativa".
Fue, y sigue siendo, cierto.
Ese desarrollo impuesto por las peores circunstancias, me llevó a más tarde poder entender la mayoría de los cuestionamientos en las vidas de mis clientes.
Lo cierto es que en el camino debí endurecerme.
Cerrarme y no sentir.
No debía, no podía ser débil.
¿Y cómo lo hace alguien hipersensible como yo?.
Bloqueando...o como puede...
Sin darme cuenta fui dejando de sentir.
Llegué a considerar a los sentimientos, como cosas de gente mediopelo, cursi, ordinaria.
Reía de sufrir por amor...no lo entendía.
No entanto, quienes me rodeaban, me vieron llorar, como los mariachis de aquella ranchera.
Lloraba mi Ego herido.
En una loca dicotomía o bipolaridad, lo que vivía era bien distinto a lo que pregonaba.
Si mi vida era aséptica de sentir, admiraba a Vinícius, e instaba a los de mi entorno, amigos o clientes, al sentimiento como única forma de vivir sanamente la Vida.
¿Parece raro?.
¡Yo soy raro!.
Mi postura ante el mundo fue: "no busco nada, no quiero nada, no me interesa nada".
Educado, cortés, solícito, mi apariencia no se condecía con mi interior distante, despegado, ni con las distintas experiencias que atravesaba.
Así llevé las cosas, sin sentir necesidad de nada más que de aprender y enseñar.
Y aún así sólo en mi consulta, o ante reiteradas solicitudes.
En una clara muestra de la incoherencia de este mundo loco, nunca estuve sin acompañante.
¿Tal vez por el hecho de no interesarme estar acompañado?.
¡Vaya uno a saber!.
La misma Prof.Celina Rolleri, nos dijo:
- "...el mundo se divide mitad sádicos, mitad masoquistas, entonces, muchachos, la cuestión es encontrar al masoquista complementario".
Según parece, encontré toda mi cuotaparte.
A aquellos de ustedes, queridos Amigos Lectores, que conozcan del Calendario Maya y de su Filosofía, les comento que soy Estrella Entonada Amarilla, con el Poder Guiador del Espejo, Poderes Complementarios la Noche y el Caminante del Cielo, perteneciente a la Tribu de la Semilla.
¡Creer o reventar!.
Llegué a considerar que ciertas cosas de la Vida no estaban destinadas a mí.
Mi filosofía fue: "si en la mano estas son las cartas que me tocaron, he de jugarlas de tal manera, que me permitan ganar la partida".
Hice como tantos de ustedes quizás habrán hecho.
Y funcionó, y me sostuve.
Durante muchísimo tiempo funcionó, y me sostuve...
Un día, la Vida dijo "¡BASTA!", y hasta allí llegué.`
Imperceptible la manera en que, con pequeños detalles, se va tejiendo el insoslayable camino de nuestro existir, y el cual sólo concientizamos en la perspectiva.
En varios momentos llegué a presentir que estaba perdiendo una parte jugosa de la experiencia de vivir.
No me importó.
El ruido que me rodeaba era más intenso que el reclamo vital.
Fue la misma Vida quien se encargó.
Como experto lazador, lanzó el tiento y me apresó los pies, haciéndome caer de rodillas, exhausto y lastimado.
Sin entender lo sucedido, y totalmente fuera de mi mundo conocido.
¿Y ahora qué?.
Pagué.
Sí pagué.
Precios...y sobreprecios.
Cuestionamientos, angustias, planteos, y replanteos.
Y cada vuelta de tuerca no hacía más que devolverme hacia mi negación a sentir.
A mi vivir como espectador, analista, decantador bañado en teflón.
Nadie jamás necesitó más de mí, que lo que yo estaba dispuesto a dar.
Y si alguien tuvo la intención, no la expresó.
Y la Vida continuó, y el Puzzle comenzó a parecer coherente una vez más.
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- "Jorge, si yo te recepciono y me hace bien, ¿por qué no te entregás a mí, y me dejás entrar en vos?".
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Una vez más la Voluntad del Cosmos se impuso.
Abrió una puerta impensada, y dijo:
- "¡Por aquí!".
Un cruce imposible.
Un encuentro ídem.
Las palabras justas.
El momento exacto.
La persona indicada.
"Naturalmente", así sucedió..."naturalmente".
Pareció como que toda mi Vida hubiese sido vivida completa, sin carencias, sin bloqueos.
Aflojé.
Aflojo a cada momento.
A cada charla, a cada encuentro, a cada emoción.
María Teresa deja de acomodar unas flores, termina con el último bocado de un bombón que Alejandro le regaló, y encaramandose al tema, me mira con ojos sabios, y me pregunta:
- "¿Jorgito, tú aún crees en los pececitos de colores?".
No, Ma.Te., no creo en ellos, sé que existen.
Durante años tuve acuarios en mi casa, y cuando definitivamente me instale en algún lugar que sienta mío, los volveré a criar.
Siempre supe de la existencia de esta "cara oculta de la luna", de la Vida, sólo que llegué a convencerme que no era para mí.
La toqué y disfruté desde el intelecto.
Todo se basaba en un perfecto balance, donde no había lugar para sensaciones y emociones, ni tampoco para situaciones perdidosas.
Hoy vuelven a mí, personas y afectos del pasado.
Recuperé al Flaco desde Canadá, aunque con otro cuerpo; a Ricardo desde España; ahora llegó el turno de Graham, Luis, y mi queridísima Ma.Louisa, desde Venezuela.
El corazón vibra y late con renovadas fuerzas, y con renovados bríos.
Las presencias recuperadas llegan a este Jorge, ahora con sentimientos basados en sensaciones, en emociones.
Y tú, que crees que ya no tengo preguntas, no imaginas ni mensuras, hasta donde eres respuesta.
Es un campo nuevo para mí.
Lo camino con tobillos inseguros.
Observo, sopeso cada palabra, cada gesto, cada silencio.
Todo señales.
Señales que los humanos solemos ignorar en el eterno afán de creernos omnipotentes.
De hacer trampas al solitario e, ingenuamente, asegurar que si no vemos algo, tal cosa no es cierta, ni sucederá.
No puedo permitir ser tomado de sorpresa, ni que no cuente mi acúmulo de experiencia y recorrido.
Pero igual camino, me expongo, saboreo, siempre listo a aprender.
Indio viejo, lleno de cicatrices, sobreviviente de mil batallas...yo...aún peleo y voy por más!.
Jorginho
Publicado el miércoles 19 de Agosto de 2009.
Corregido por R.Méndez -