miércoles, 27 de mayo de 2009

"Síndrome de MYTIRINI"


n los tiempos en que nuestra cultura judeo-cristiana con su carga de hipocresía llegó a corroer,derruir, avasallar, milenarias culturas preexistentes, la isla griega Lesbos cambió su nombre a Mytirini, con lo cual los pacatos y las beatas vieron aplacado su horror y su escándalo.
Gracias a la cordura de la que, a veces, hace gala la humanidad, hoy la isla recobró su nombre original.
Hace ya un buen tiempo que vengo observando el cambio de las relaciones intersexuales.
Y he notado que más aún han cambiado las relaciones dentro del mismo sexo.
Permítaseme en este escrito, referirme exclusivamente al sexo que más preponderancia, relevancia, responsabilidades, tiene en el mundo actual: el femenino.
- "Estaba harta! ¡no aguantaba más!", me dijo Madelón con la confiaza e intimidad que sólo dan los años de conocernos.
- "No quiero saber más nada de hombres, quiero estar y vivir tranquila!", y bebió un sorbo de whisky.
Pasaron algunos años de euforia, de "Free again", como canta la Streissand.
Madelón volvió a su vieja costumbre de viajar; retomó antiguos intereses casi olvidados; sólo se preocupaba de mandar a lavar su propia ropa, y disfrutaba de no encontrar más salpicaduras de orines en el cuarto de baño.
Conoció nuevas amigas, mujeres en su misma situación, y salía con ellas sin tener que dar explicaciones a nadie, y sin temer los cuernos que el otro pudiera meterle.
Si tenía hambre, con poca cosa se contentaba, y dormía hasta la hora que el cuerpo le pidiese, sin estar detrás de las responsabilidades que Hernán desatendía habitualmente.
Madelón parecía una mujer conforme y feliz con su realidad.
Hace unos cuantos días nos encontramos para tomar un té, y charlar de las cosas de la Vida.
- "¿Qué pasa que no hay hombres, Georgie?".
Tengo mis opiniones y teorías al respecto, pero callé la boca y dejé que continuara hilando su pensamiento.
- "Los tipos están todos para la pavada, enseguida que te conocen quieren cama, y ni hablar de una relación más formal!!".
Estaba realmente molesta e irritada, y de allí, quizás, la generalización.
Unos días después, llamó mi amiga Susana:
- "Hoola, yoo, ¿cóomo aandás?".
- "Hola! ¿qué tal tu fin de semana?
- "¡Callate, un embole!".
Eran cuatro mujeres profesionales exitosas, en la cincuentena, atractivas, en muy buena forma, glamorosas, peinadas, maquilladas, perfumadas......
Susana se desesperaba:
- "¿Te das cuenta? nos vestimos y preparamos para nosotras, no habia ni un hombre en la mesa ni en todo el restaurante!, puras mesas con mujeres iguales a nosotras!".
No pude con mi genio:
- "Querida, bienvenida a tu etapa lésbica".
Susana quedó en un profundo silencio lleno de interrogantes.
- "Claro, continué, estás en la edad en que las mujeres se cansan y rechazan a los hombres, y se dedican a ellas mismas, tal cual una especie de edad lesbiana de facto".
Lo que en un principio nació y encaré como una broma con mi amiga, o a costa de ella, me hizo pensar en que había mucha tela para cortar detrás de tal osada afirmación.
Me pregunto: ¿donde puede estar la raíz de semejante realidad en la relación entre hombres y mujeres?, creo que en el comportamiento nocivo de las propias mujeres en relación a los distintos tipos de relaciones que establecen con los distintos hombres en su vida, como lo planteé en "La Sociedad de los Peter Pan muertos", publicado en el mes de Noviembre de 2008.
Según he observado, las mujeres que en un principio cifran gran parte de la realización de su vida personal en la consecución de una pareja que aspiran sea con el hombre ideal, enfrentadas a la realidad del día a día, terminan rechazando al señor en cuestión, y, hartas de él, toman la decisión de hacer su vida prescindiendo de la presencia del mentado príncipe.
Nunca a lo largo de los años en que tuve mi consultorio, escuché a alguna de estas mujeres que cuestionase el papel femenino en el desbarranque de las relaciones.
Las mismas mujeres que criticaban y declaraban su frustración por el día a día al que estaban sometidas, no cuestionaban su propio accionar con los hijos que estaban criando, y a los cuales estaban inculcando los mismos comportamientos que tan irritantes les resultaban en sus parejas.
Cuando les hacía notar tal comportamiento, quedaban atónitas, no dando crédito a lo que escuchaban y, la mayoría aducía que mi observación era motivada por mi pertenencia al sexo masculino, y de ostentar un comportamiento corporativista.
Digan lo que digan, lo cierto es que hoy las mujeres se están quedando solas, y rodeadas por hombres que parecen no querer salir de un eterno comportamiento adolescente, anacrónico a determinada altura de la vida, pero, aunque parezca mentira, alimentado por aquellas féminas que ante la posibilidad de nunca más conseguir una compañía que consideran salvadora, aceptan cualquier cosa, disculpan tantas otras, y la calesita sigue en su noria.
No creo que sea positivo analizar y plantear una realidad sin intentar esbozar un atisbo de solución al problema.
Sin embargo no existe una receta universal que sirva a todos los casos.
Cada quien deberá buscar sus responsabilidades, ganas, errores, y modos de definir qué es lo que realmente quiere de, y en, la Vida.
Después deberá encontrar dentro de sí la fuerza, la valentía, y el heroísmo necesarios para, en esta sociedad tan estructurada que seguimos creando y sosteniendo, no se sienta disminuído ni señalado, pero esto lo expondré en un próximo post sobre la discriminación.
Lamentablemente el mal ya está hecho.
Las cosas son como son, nos gusten o no.
Sí podemos asumir desde lo individual, y si bien no tengamos las mejores cartas de la mano, hagamos lo imposible utilizando las potencialidades que naturalmente poseemos, para que el futuro sea bien mejor, o lo que es lo mismo, para ganar la partida.
La pregunta fundamental parece ser:¿merezco yo ésto?.
Y si la respuesta es NO, no tengamos sentimiento de culpa por nuestra reacción, pero reaccionemos cuando estemos bien seguros de la plataforma de decisión en la que estamos parados.
Analicemos que nuestra jugada no sea una amenaza que encubra un: tengo miedo de la Vida sin ti.
En fin, que todo se reduce a una cuestión de honestidad y respeto.
Honestidad y respeto hacia uno mismo.
Honestidad y respeto que no a todos nos han enseñado a tener como norma principal, y que tampoco nosotros enseñamos a que de ahora en mas comience a serlo.
Sí, tenemos la convicción de ser honestos y respetuosos, pero es sólo la convicción.
Detrás se oculta toda una serie de pensamientos no revelados, de necesidades no satisfechas y acalladas, todo encubierto por las buenas maneras tan tortuosas que la sociedad acepta, inculca y promueve con el título de "lo correcto y lo que debe ser".
Sin embargo esta sociedad nuestra es altamente permisiva con el comportamiento masculino.
unos por identificación e inconsciente conveniencia; otras por repetición, transferencia, rencor o chantaje.
Así lo que se proclama correcto, adecuado, y deseable a nivel de estructura social, es violentado a nivel individual, con el beneplácito de educadores, me refiero a quienes inculcan las reglas de convivencia,
es decir, las figuras parentales.
Uno de los reclamos más frecuentes de las mujeres hacia los hombres, es la falta de atención al detalle, a las pequeñas cosas que merecen halagos, y no sólo estar atentos a las quejas por lo que consideran son sus derechos absolutos.
Pero seamos sinceros, no han sido educados para prestar esa atención, ni para tener la delicadeza de trato y, cuando de natural esta se manifiesta, es inmediatamente reprimida catalogándola de cosas de mujeres o de maricas.
Lo maravilloso de la cuestión es que son las propias mujeres que educan las que cometen tal torpeza y atropello al trato que luego recibirán sus congéneres.
Hoy en día son las propias mujeres quienes deben alabarse un nuevo peinado, un vestido diferente, o un perfume que les sienta de maravillas.
Ellas lo quisieron, ellas lo tienen, o, recogen lo que sembraron.
Incluso en la manifestación íntima de amor, tan devaluada ella, el hombre se comporta con total prescindencia del otro involucrado en el asunto.
No respetan tiempos anteriores ni posteriores a la consumación, olvidan la ternura, la dulzura, y sólo responden a la satisfacción inmediata del deseo, de SU deseo.
Así las mujeres acumulan frustración, rabia, descontento, y encuentran apoyo en otras mujeres.
Supongo que deberíamos hacer algo al respecto, y por favor, que sea rápido.
No vale la pena estar en este mundo sin cumplir con el principal mandato biológico: SÉ FELIZ!.
Jorginho

Publicado el 07.06.2009
Corregido por R.Méndez

lunes, 25 de mayo de 2009

"ANOCHE..."

Anoche, por primera vez, quise morir.
Bueno...no exactamente, quise disolverme, atomizarme, desaparecer...
No ser...no estar...olvidar...no pensar...no sentir...
Eso fue anoche...
Hoy sigo aquí...no lo entiendo...y sigo aquí.

martes, 12 de mayo de 2009

"ÍNTIMO PUZZLE ÍNTIMO"

A minha vida
era um palco iluminado,
eu vivia vestido de dourado,
palhaço das perdidas ilusoes.
Andei cantando a minha fantasia
entre os risos falsos da alegria
e os aplaussos febris dos coraçoes....."
Fragmento de "Chao de Estrlas"


Recuerdo una escena de una serie brasilera de los años setentas, una de las primeras en llegar aquí, Malu Mulher.
Contaba la historia de Malu, encarnada por la actriz Regina Duarte, una mujer recientemente separada y con una hija adolescente a su cargo, intentando recomponer su vida personal y profesional, a pesar de las embestidas de su ex marido.

Una noche, asistiendo a uno de los capítulos, una escena me llamó poderosamente la atención.
Me pareció una genialidad de lenguaje cinematográfico aplicado a un producto televisivo.
En ella se presentaba el living del apartamento de Malu, donde, en una mesa baja, la protagonista está armando un puzzle, el cual tiene ya casi terminado más de la mitad.
Llega el ex, comienza una discusión, y él arrastra el brazo sobre la mesa, dispersando todas las piezas del rompecabezas, ante la desesperación de la actriz, la cual se lanza sobre la misma a fin de evitar el total desarme de su arduo trabajo.
A lo largo de mi vida me ha sucedido que si algo me impresionaba, llamaba mi atención, o me interesaba, con el tiempo esa situación, persona, o asunto, tendría un lugar fundamental en mi destino.
Con el tiempo y la reiteración, aprendí a tomar en cuenta esa realidad, y es así que ciertamente no llamándome Malu, ni siendo mujer, varias veces he tenido que recomponer mi puzzle personal, deshecho por circunstancias, personas, o acasos.
Claro, en otros momentos, recomponerlo era más fácil.

Uno estaba menos golpeado, menos cansado, tenía más ganas de creer....
Y no importa que uno sepa que va a salir de lo que sea, que va a superar cualquier caída, no basta.
El cansancio se impone, reclama su espacio, y la lucha contra la depresión necesita el uso de vitaminas.
Y necesitamos el auxilio de un superhéroe.
Siempre la Vida es generosa y nos da lo necesario para capear el temporal.
Mis piezas volaron lejos, muy lejos como para poder encontrarlas a golpe de vista, pero las voy encontrando.

Se corren riesgos ciertos.
Riesgos de confusión, de desamor, de descreimiento.
Todos los errores, no por conocidos, me son ajenos.

Reconozco en mí el no derecho a la queja y a la paranoia, ya que siempre la Vida me ha mostrado casos y personas con más padeceres, y peores, que yo o los míos.
Y me he sentido avergonzado de mi lamento, y he sentido nuevamente nacer en mí la fuerza, el coraje, y la valentía que siempre tuve.
A propósito voy a referir una pequeña historia que, supongo, será del agrado de mi amiga Lilli:
"Érase una vez un monje budista muy entregado a la vida espiritual, la meditación, y el cumplimiento de todos los votos que su condición de monje le obligaba a guardar.
Sin embargo, nuestro hombre no era feliz.
Sentía dolor por el egoísmo de los pobladores de aquella región que, en vez de cumplir con el mandato de dar de comer al hambriento compartiendo parte de sus alimentos con él, daban a los mendigantes las sobras con las que ni a sus animales domésticos alimentaban.
Así nuestro hombre caminaba por el bosque sacando de su bolsa los mendrugos que le habían dado y, con un gesto de desprecio, tirándolos en el camino.
Cuando se le hubieron terminado, comenzó a buscar raíces y hojas de plantas e, invariablemente, deshechaba la mayor parte, entre murmullos de disgusto y algún que otro rezongo a la Vida.
En eso escuchó tras de sí un ruído de pisadas.
Creyó que sería un lugareño que lo había seguido para alcanzarle algunos manjares para su sustento, y esperanzado y con una amplia sonrisa, se volvió a mirar.
Quién caminaba por el mismo sendero era el sabio Luang Yiing, el más anciano y venerable monje, cuya santidad era reconocida hasta por el propio Emperador.
Luang Yiing, con total felicidad y alegría, recogía los mendrugos , raíces y hojas que nuestro monje había despreciado".
Vaya mi recuerdo para Juan R., de New York, y mis mejores deseos.
También para Graciela N., de Montevideo, quién dejó de lado su drama, para consolar mis tonterías.
Me encuentro en un tiempo de obligada inactividad, dedicado a recuperarme en la mayor plenitud, a desbloquear recuerdos desagradables, elaborar duelos, y resurgir como siempre lo he hecho.
Claro, tratándose de mí, ansioso e hiperactivo, me es muy difícil, y es así que de pronto me gana la angustia, y un cierto sesgo exquisofrénico que hace que rechace la visita, o hasta la charla, con los amigos.
Sólo estoy cómodo con Robert.
A el no tengo nada que explicarle, atravesó todo junto a mí, y más.
Es complicado encontrar las piezas faltates de mi puzzle, y más, tratar de ponerlas en la posición correcta y adecuada.
Se hacen una maraña los pensamientos, los sentimientos...
Sé que corro el riesgo de olvidar que hay otro mundo fuera de las paredes de mi casa, y fuera de este tiempo tan de encierro.
Sé que está presente la posibilidad del síndrome de Estocolmo, aunque no sea exactamente el caso.
La cabeza fría y objetiva es más necesaria hoy que nunca, para que la realidad subyacente pueda emerger, y emerge.
Sé que aún hay mucho llanto por derramar, no me asusta, siempre y cuando no se me tape la nariz, y sean dos los problemas a solucionar.
Hoy, luego de tres meses y medio, tengo de vuelta a mi perra conmigo, la traje de la guardería, y acá estamos los dos, y los tres.
Debo aprender a ver las cosas desde otro ángulo, y día a día noto qué variedad de colores no había percibido, y cuánto mi discurso opacó brillos menos extrovertidos que los míos, y cuánto cariño menosprecié, destraté y hasta negué.
Sí, la Vida es muy generosa conmigo, y lo es con todos los seres del planeta.
Da la posibilidad que entre nosotros, seres humanos, no nos damos: recomponer, volver a empezar, avanzar.
Necesité y necesito bajar mucho la cabeza, desinflar otro tanto el pecho, relajar los puños, amansar la mirada, y ofrecer más sonrisas.
¿Si estoy en el camino correcto?
No lo sé, y eso es lo maravilloso.
La posibilidad de hacer, errar, y aprender.
La necesidad de abatir nuestro ego, y dar cabida a un sesgo desconocido que otros nos aportarán.
De amar más allá de las convicciones, convenciones, y conveniencias varias.
En estos tiempos me he visto enfrentado a situaciones que ya he vivido tantas veces, y me he extrañado de mí mismo al no haber reaccionado como otrora acostumbré a hacerlo.
En un principio lo asumí como incapacidad de reacción; luego entendí que fue una reacción diferente, más comprensiva, amiga y compañera.
Y una ficha más encajó en el diseño.
Un amor que creí me había desplazado, otra vez se prendió a mi Vida...y otra ficha encontró su lugar.
Tuve un accidente en mi pie izquierdo que requirió dos operaciones, y la imposibilidad de apoyarlo durante dos meses, al menos.
Dependo de Robert para todo.
A espaldas de él me esforcé y, sin apoyar el pie, hoy puedo ir al baño cuando necesito, recibo al supermarket, me encargo de mi perra, recuperé algunas fichas más, y las dispuse en su orden.
Mis alas entumecidas, están comenzando a batir nuevamente y, aunque aún falta mucho por armar, comienzo a adivinar la Luz al final del túnel.
Obvio que no sé dónde lleva éste, ni dónde desemboca exactamente, pero no pienso en ello.
Antes de más nada, iré a la ciudad de Catamarca, en la República Argentina, a cumplir una promesa a la Virgen Morenita; luego...no lo sé.
Hay posibilidades en New York, en Miami, en Argentina, en España...no lo sé.
Me dejaré fluir.
Tal vez me quede en mi País, aunque aquí no haya nada que me ate ni signifique posibilidades de real difusión de mi mensaje.
Se ha conversado, y están como posibilidad frente a mí, el organizar grupos de Reflexión, dar charlas, dictar seminarios, incluso hasta montar un consultorio en el centro mismo de Manhattan.
Todo ello además de la publicación del libro, los post en la Prensa, las audiciones de Radio.
Son todas posiblidades, tal vez cumpla con todas, con alguna....o con ninguna.
Hoy no lo sé.
Hasta la próxima.
Jorginho
Corregido por R.Méndez
Publicado el 19 de mayo de 2009.

jueves, 7 de mayo de 2009

"JORGE is back in BLOG"


Hola Amigos!
Ojalá que el recuerdo de la tonada de la canción de la Ópera de dos Centavos a la que alude el título de este Post, nos acompañe mientras nos comuncamos.
He vuelto, y no precisamente a las andadas.
He vuelto como Odiseo luego de su viaje, tantas cosas me sucedieron.
Aún hoy estoy tratando de recomponer mi vida, mi cabeza, y conocer quién ahora soy.
No he logrado elaborar tanta peripecia, tanto dolor, miedo, y soledad.
Definitivamente algo mudó en mí, aún no sé qué es, pero sí ha mudado y es evidente.
Hoy sólo quiero comucicarme, decirles que estoy bien, o tratando de estarlo, contarles que me hicieron muchísima falta, y adelantarles que tengo un millón de experiencias para compartir.
Seguramente en pocos días comenzaré a desgranar historias y pensamientos.
Por ahora les dejo nuevamente mi corazón.
Jorge